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'La industria alimentaria tiene que convertirse en una industria 2.0 o casi ya 3.0'

Feeding The World. @worldfeeding

Los hábitos alimenticios de la población española están cambiando y se alejan cada vez más de la dieta mediterránea, un problema cuyas consecuencias enfrentan diariamente los médicos de Atención Primaria, que intentan dar respuesta a las numerosas consultas relacionadas con la alimentación. El presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, José Luis Llisterri, nos da su visión sobre estos nuevos hábitos de los consumidores españoles y cómo la ciencia puede mejorar esta situación.

Feeding The World.- Ustedes como médicos de Atención Primaria que están en contacto diario con los pacientes, ¿cómo perciben que están cambiando los hábitos alimenticios de la población española?

José Luis Llisterri.- Los médicos de AP hemos notado notablemente un cambio en los hábitos alimenticios de nuestros pacientes en los últimos años. Comida rápida, procesada, bollería industrial, bebidas edulcoradas…..son las causa de que actualmente el 17% de la población española sufra de obesidad y el 53,7% de sobrepeso, y esto se ve reflejado claramente en nuestras consultas.  Las enfermedades crónicas son la primera causa de consulta en Atención Primaria (en torno al 80%), y muchos de ellas son la consecuencia directa de llevar unos estilos de vida inadecuados, presididos por una mala alimentación y el sedentarismo. Ejemplo de estas enfermedades pueden ser la diabetes o la hipertensión arterial. Los hábitos alimenticios son un factor clave para una vida sana y saludable, y la población debería darle la importancia que se merece porque con pequeños gestos, se puede prevenir muchas enfermedades. Por ejemplo, en el caso de las patologías cardiovasculares, una dieta mediterránea típica en la que se incluya todos los días verduras, legumbres, 4-5 piezas de fruta y unos 30 gramos de frutos secos (nueces o almendras) es capaz de reducir hasta un 30% el riesgo de mortalidad cardiovascular.

F.T.W.- Por otro lado, actualmente se tiende a atacar a diversos alimentos debido, en ocasiones, a cierto desconocimiento. Concretamente y para poner un ejemplo, hay personas que no saben que el zumo de fruta por ley no puede contener azúcares añadidos y critican su consumo, ¿cuál es su opinión al respecto?

J.L.L.- Estas críticas son el resultado de una falta de formación y de información por parte de los ciudadanos. Aquí, los médicos de Atención Primaria y las Sociedades Científicas, tenemos la obligación de formarnos para informar correctamente a nuestros pacientes. Debemos trasladarles, con ocasión de la entrevista clínica y de los consejos sobre alimentación saludable, la diferencia entre el zumo de frutas y el néctar de frutas, que son dos productos bien distintos. Mientras que los néctares sí que pueden contener azúcares, miel o edulcorantes, los zumos de frutas no pueden contener añadidos por ley europea, ya sean zumos directamente exprimidos o a base de concretado. Debemos incidir en que los pacientes se fijen bien en el etiquetado para poder distinguir ambos productos, pero también que miren el contenido en azúcar y su origen, su aporte de nutrientes y su posibilidad de consumo. En otras palabras, ayudarles para una mejor gestión de sus hábitos de vida saludables.

F.T.W.- Cada vez nos alejamos más de la dieta mediterránea, ¿cómo afecta esto a nuestra salud?

J.L.L.- Hipercolesterolemia, hipertensión arterial, exceso de peso corporal, … y de forma más grave, enfermedades crónicas, cánceres, diabetes…. son consecuencia de una mala alimentación y de abandonar nuestra dieta mediterránea tradicional, por otra parte ejemplo de dieta saludable en muchos países. En los últimos años ha habido un cambio en los hábitos de vida de la población española, con una mayor tendencia a comer fuera de casa, con falta de tiempo para almorzar adecuadamente, y con un incremento en la oferta de comida precocinada o “fast food”. Pero no por ello tenemos que descuidar nuestra alimentación. Y dentro de este colectivo, existe una población especialmente frágil: los niños. En concreto, un 26% de los niños y un 24% de las niñas tienen sobrepeso en España. Es un porcentaje altísimo para una población que está en edad de jugar, saltar y moverse. Y esto será un gran problema de futuro, ya que estos niños obesos podrán ser adultos obesos, con las correspondientes consecuencias para su salud y el consiguiente consumo de recursos del Sistema Nacional de Salud.

F.T.W.- Se están desarrollando importantes avances en el campo de la alimentación. ¿Qué avances considera que son más necesarios?

J.L.L.- Por una parte, a mi criterio hacen falta estudios (ensayos clínicos) bien diseñados que demuestren que ciertos alimentos se relacionan con la enfermedad, o bien ocasionándola o bien protegiendo de ella, ya sea enfermedad cardiovascular, cáncer en diferentes localizaciones (colón, páncreas, estómago, próstata, etc..). No podemos asumir las recomendaciones actuales sobre la base de estudios observacionales o casos-controles.

Por otra parte, y como está pasando en la medicina, uno de los objetivos es la alimentación personalizada basada en el código genético del ADN, en donde el consumidor coma aquello más adecuado a su edad, estado de salud o nivel de actividad. Y es que través del análisis del ADN se puede conocer la predisposición que tenemos a determinadas enfermedades, pero también la tendencia de comportamiento de nuestro cuerpo ante ciertos alimentos. Por ejemplo, que una persona con diabetes, embarazada o anciana pueda conocer perfectamente aquellos alimentos que le aseguren mantener una buena salud es todo un reto y uno de los avances más necesarios en este campo. Ayuda al paciente a gestionar su enfermedad desde el punto de vista alimenticio y le da certidumbre a la hora de conformar su dieta. Y también a las personas sanas, quienes a través de este método pueden saber qué alimentos les ayudan a engordar, a adelgazar o inclusive a prevenir lesiones y enfermedades.

F.T.W.- ¿Cómo puede ayudar la innovación a lograr una dieta más saludable?

J.L.L.- A parte de lo dicho anteriormente, las apps de salud también adquieren un papel importante. Por ejemplo, a través de aplicaciones que sean capaces de analizar el contenido, la calidad y la autenticidad de los alimentos. En el caso concreto de los zumos de frutas y de los néctares, las apps podrían ayudar a distinguir unos de otros y a no hacer caer a la población en el error con falsas creencias. Por otro lado, esto también supondría un gran reto para la industria alimentaria, quien debería extremar los controles y puede ser una oportunidad importante para incrementar su reputación y la confianza del consumidor. Con todo ello, podríamos hablar de que la industria alimentaria tiene que convertirse en una industria 2.0 (o casi ya 3.0), en donde las herramientas tecnológicas formen parte del día a día alimenticio de la población.

F.T.W.- ¿Creen que hay suficiente control sanitario de los productos alimentarios desde el mismo campo o explotación ganadera hasta el plato?

J.L.L.- Queremos creer que sí. Sería grave que no fuera así. En todo caso, la globalización y las comunicaciones propician el celo máximo en los controles sanitarios que certifiquen la autenticidad y la calidad de los alimentos que nos llevamos a la mesa. Por otra parte, la mayoría de los alimentos que consumimos en España son importados, por lo que los controles deben ser exhaustivos. El problema es analizar las “1000 cajas de pescado procedentes de China”.

Sería muy recomendable, aunque ya se está haciendo desde algunas instituciones,  impulsar más la dieta mediterránea, sobre todo en las escuelas y organismos públicos, también en los restaurantes y lugares de ocio.

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