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Spain is not so different

Ricardo Migueláñez. @rmiguelanez

A pesar de que insistimos a menudo en la diferencia entre España y otros países de su entorno en cuanto a la actitud hacia la I+D+i, lo cierto es que la innovación también parece ser un asunto de segunda para los gobernantes y aspirantes a gobernantes de otros países. Esto es especialmente grave, si tenemos en cuenta que la inversión en I+D+i asfalta el camino para el crecimiento de las empresas y los países que apuestan por ella.

En la carrera por la Casa Blanca, los candidatos Clinton y Trump han ignorado reiteradamente la innovación en sus discursos y debates. Salvo por algunos comentarios que Hillary Clinton ha dedicado al cambio climático; la ciencia y la innovación no han estado presentes en la campaña de los candidatos.

Si los candidatos a la presidencia de uno de los países que más firmemente apuestan por la innovación la ignoran en sus discursos, ¿qué podemos esperar desde países mucho más tímidos en este ámbito?

No obstante, el desdén de otros países no disculpa la situación de la innovación en España, que se encuentra “un poco retrasada”, en palabras del director general adjunto de Ciencia Tecnología e Innovación de la OCDE, Dirk Pilat, en su reciente participación en una jornada de Nueva Economía Fórum. Pilat destacó también la necesidad de entender la innovación como un medio y no como un fin. Es decir, innovar tiene que servir para aportar soluciones a problemas reales, como el cambio climático o la necesidad de obtener mayor productividad, de nada sirve desarrollar innovaciones punteras que después no se apliquen al mercado.

Según recoge Nueva Economía Fórum, Pilat apuntó en su intervención también los cinco pilares que contribuirán a crear sociedades más innovadoras y prósperas: las competencias de las personas, un entorno empresarial abierto, políticas de I+D, acceso a la economía digital y la implicación del gobierno, pero también indicó que España no es el único país donde nuestros gobernantes no piensan en la investigación como debieran, porque son temas a largo plazo y los mandatos son muy cortos.

Recientemente se ha pronunciado también sobre este tema Richard Roberts, ganador del Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1993 y uno de los impulsores de la conocida carta dirigida a Greenpeace por más de cien ganadores de estos premios. En una entrevista concedida al portal Euractiv, este bioquímico y biólogo molecular británico denuncia que los políticos europeos apoyan un gran pacto por la ciencia, pero ignoran los resultados científicos cuando son “políticamente inoportunos”, refiriéndose especialmente a la paradójica situación en que se encuentran los OGM en la UE.

En la misma entrevista, Roberts se pregunta por qué los políticos apoyan tanto la ciencia si después no hacen caso de sus resultados y anuncia que continuará luchando y emprendiendo acciones como la recogida de firmas para la carta.

El clima cambia, la agricultura también debería

Este domingo se celebró el Día Mundial de la Alimentación, un día que la FAO quiso dedicar a los efectos del cambio climático y la agricultura sostenible. La principal idea trasladada por la FAO ha sido que debemos transformar la agricultura para adaptarnos a las exigencias del cambio climático y lograr el reto mundial de acabar con el hambre y la pobreza extremas. Éste es un desafío complicado por sí mismo, pero lo es mucho más si nos autolimitamos y no contamos con las herramientas que la innovación nos puede brindar.

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