En 1969, en plena España rural, Tomás Pascual Sanz transformó una pequeña cooperativa en crisis en Aranda de Duero (Burgos) en el germen de una de las empresas más influyentes del sector agroalimentario español. Lo hizo con una idea clara: ofrecer alimentos de la máxima calidad bajo un principio de responsabilidad y mejora continua. Más de medio siglo después, Grupo Pascual mantiene ese propósito con una mirada renovada hacia la sostenibilidad, la innovación y el bienestar social.
Un legado familiar convertido en referente
Desde sus orígenes, Pascual ha sido una compañía familiar con una visión pionera. Fue la primera empresa en España en introducir la tecnología UHT (uperisación, que revolucionó el consumo de leche al eliminar la necesidad de refrigeración inmediata, y también fue pionera en utilizar el envase “tetra brik”, hoy símbolo de modernidad y confianza.
La expansión fue rápida. En los años ochenta, Pascual ya contaba con una red logística propia y una creciente gama de productos. Tras el fallecimiento del fundador, en 2006, la dirección pasó a su hijo Tomás Pascual Gómez-Cuétara, quien lidera actualmente el grupo manteniendo la filosofía de su padre: “hacer las cosas bien para dar lo mejor”.
Innovación que trasciende generaciones
Lo que comenzó como una empresa láctea se ha convertido en un grupo multialimentario con marcas tan reconocidas como Leche Pascual, Bezoya, Vivesoy, Bifrutas o Mocay. En su centro de I+D en Aranda de Duero, la compañía desarrolla productos adaptados a las nuevas necesidades nutricionales y medioambientales. Fue, de hecho, una de las primeras empresas españolas en aplicar metodologías propias para mejorar el perfil nutricional de sus alimentos, reduciendo azúcares y grasas sin comprometer el sabor.
La innovación ha sido siempre su motor, no solo en los productos, sino también en la gestión, la digitalización y la relación con sus socios y proveedores.
Sostenibilidad y bienestar animal, señas de identidad
En la última década, Pascual ha consolidado su posición como referente en sostenibilidad integral. Fue la primera empresa española de gran consumo en obtener la certificación de Bienestar Animal AENOR para todas sus granjas proveedoras, y ha impulsado proyectos de economía circular, energías renovables y descarbonización en sus fábricas.
El compromiso medioambiental también se refleja en sus envases: Bezoya se envasa en botellas de plástico 100 % reciclado y reciclable, y Leche Pascual cuenta con la botella más sostenible del mercado español, fabricada con materiales de baja huella ambiental.
Además, la compañía participa activamente en iniciativas internacionales como el Pacto Mundial de Naciones Unidas y el Grupo Alimentario de Innovación y Sostenibilidad (GIS), reforzando su papel como motor de cambio en el sector.
Raíces locales y compromiso social
Pascual conserva su carácter local y su estrecha vinculación con el campo español. Colabora con más de 300 ganaderos de proximidad, con quienes mantiene relaciones estables y duraderas, y apuesta por materias primas nacionales, como demuestra Vivesoy, cuya soja procede íntegramente de cultivos españoles certificados.
La compañía también impulsa programas de empleabilidad, inclusión y voluntariado, y trabaja junto a fundaciones y ONG para promover la salud y la educación alimentaria, convencida de que el bienestar de las personas es inseparable del de la sociedad.
Un futuro con propósito
En un contexto marcado por la inflación, el auge de las marcas blancas y los cambios en los hábitos de consumo, Pascual afronta los nuevos desafíos sin renunciar a su esencia.
Con más de 2.000 empleados y una reputación sólida, Pascual se prepara para seguir construyendo el futuro de la alimentación con el mismo espíritu con el que nació hace más de cincuenta años: dar lo mejor.
