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La Covid-19 frena los ODS

GIS Alimentario.

Cinco años después de la adopción de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 parece claro que los progresos alcanzados durante este lustro han sido bastante insuficientes, también en el ámbito de la agricultura sostenible y la alimentación.

La pandemia provocada por la Covid-19, que se recrudeció durante todo el año 2020 y que sigue causando estragos en el casi acabado 2021, desató una crisis inesperada y sin precedentes que ha venido obstaculizando aún más de lo que ya se preveía el progreso en la consecución de los ODS, afectando sobre todo a las personas con menos recursos y más vulnerables, a la salud y a la economía mundial, poniendo patas arriba muchos de los aspectos de la actividad y de la vida humana.

Ya, en septiembre de 2019, el Foro Político de Alto Nivel de Naciones Unidas concluía que el mundo estaba “fuera de camino” para cumplir con los ODS en el Horizonte de 2030, cuando quedaba apenas una década. La irrupción y eclosión mundial de la Covid-19 posiblemente nos haya alejado aún más de ese objetivo, en vez de acercarnos.

Naciones Unidas reconoce, no obstante, que algo se ha avanzando y se han logrado progresos en algunos ámbitos, como la mejora de la salud materno-infantil, la ampliación del acceso a la electricidad y el aumento de la representación de las mujeres en el Gobierno. Pero estos avances contrastan con el retroceso experimentado en el ámbito de la alimentación y de la agricultura, donde se producido un incremento de la inseguridad alimentaria, un deterioro alarmante del entorno natural por el cambio climático y la actividad humana, y la persistencia de las desigualdades dominantes en el mundo.

De hecho, la pandemia y sus efectos adversos sobre la economía -con la reciente subida de los precios de las importaciones de los alimentos, que aún está lejos de concluir- podría haber empujado a otros 83-132 millones de personas al hambre crónica en 2020, pasando del 8,4% al 10,4% de la población mundial afectada en un solo año, hasta alcanzar la cifra de 811 millones de personas, tras haber permanecido prácticamente estancada durante los cinco años precedentes.

Mucho nos tememos que la situación tampoco haya mejorado durante este casi concluso 2021, después de que desde verano los precios de muchos alimentos y de las materias primas básicas se hayan disparado a nivel mundial por la tensión entre oferta y demanda, por los problemas de la logística de suministro y por  la pandemia de la Covid-19, que sigue sin remitir lo suficiente en gran parte del Planeta (Europa, Estados Unidos, África, etc.).

Por lo general, los progresos para lograr las metas previstas en los ODS relacionadas con la agricultura, la alimentación y el medio ambiente siguen estando fuera de alcance a nivel mundial, salvo que se adopten urgentemente medidas correctivas.

A la vez, no es desdeñable el alto porcentaje de alimentos que se pierden después de la cosecha en las explotaciones y en las etapas siguientes de transporte, almacenamiento y procesamiento, estimados por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en un 13,8% a nivel mundial y que, en términos económicos, supone más de 400.000 millones de dólares al año, además de otro 17% de alimentos que simplemente se desperdician.

La pandemia de Covid-19 y sus efectos adversos sobre la población mundial, lejos de socavar los principios y objetivos de los ODS de la Agenda 2030, nos demuestran que éstos son más pertinentes y necesarios que nunca para frenar e intentar revertir la actual situación en todos sus ámbitos y, por supuesto, en lograr una agricultura más sostenible y unos alimentos suficientes, más saludables y mucho más seguros.

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