Búsqueda en los contenidos de la web

Búsqueda avanzada

Siempre la autocomplacencia...

Ricardo Migueláñez. Coordinador del GIS

Llevamos unos años muy complicados en todos los sentidos, y en los últimos meses el tema se está agravando, porque parece ser que se cierne sobre nuestras cabezas una nueva crisis económica que puede rematar a muchas de las empresas que ya se encuentran tocadas, bien por los efectos de la pandemia o por el incremento de costes de los últimos meses, y que va a hacer más difícil seguir apostando por la sostenibilidad y la innovación en los objetivos de las empresas agroalimentarias al nivel al que ya lo estaban haciendo.

Todo va demasiado deprisa. Pasamos de situaciones en las que falta de todo y suben los precios de forma exagerada a nuevas coyunturas en la que comienzan a bajar las cotizaciones y la mayoría de las veces no sabemos porqué. No tienen una explicación lógica. Y ahora, además, se produce un lío en el estrecho de Taiwán que puede provocar otro desajuste en el aprovisionamiento de microprocesadores u otros productos, así, sin comerlo ni beberlo, debido a un viaje que a nosotros no nos aporta nada.

En todo caso, creo que no estamos en una época de cambios, sino en un cambio de época, y no hay lugar para la autocomplacencia, que según la RAE es el “sentimiento de satisfacción por la propia manera de ser o actuar”. Hay que hacer cosas distintas, colaborar más entre los eslabones y con la Administración Pública de otra forma, destinar más fondos para la innovación y apostar cada vez más por una producción sostenible. No puede ser, como dice un amigo mío de Carbonero que se dedica a esto de la agricultura, que las Administraciones simplemente se limiten a sancionar y no ayuden en una situación como la que tenemos encima hoy en día.

Hay que exigir responsabilidad a todos y que cada palo aguante su vela y que cambie lo que tenga que cambiar. No porque una cosa se haya hecho siempre de una manera tiene ahora que seguir haciéndose igual, porque la situación es distinta y requiere de acciones diferentes para solucionar los problemas, y la innovación es, sin duda, un pilar fundamental para hacer las cosas de otra manera, la primera línea de actuación.

Y es que, como decía, la autocomplacencia que detecto últimamente mucho, también en el sector agroalimentario, puede ser muy peligrosa para cualquier organización sobre todo si quiere resistir al cambio y perseverar en las adversidades. La autocomplacencia es un síntoma de debilidad y sobre todo de autoengaño, de rendirse ante el mínimo obstáculo y de gritar su éxito con el primer triunfo, por lo tanto, no seamos autocomplacientes y sigamos buscando la manera de hacer las cosas de formas diferentes, sostenibles e innovadoras.

Si queremos sobrevivir a este cambio de época, necesitamos líderes insatisfechos, líderes que tras lograr un éxito piensen en superar retos más altos, que sean hábiles, que no se conformen con hacer lo que hacían hace unos años, inteligentes y duros en las negociaciones con la Administración, para convencerla de que, si a los administrados les va bien, haciendo las cosas correctamente, a ellos también. Necesitamos líderes que no se conformen con vivir en otra 'década perdida', como la que se vivió en Japón hace unos años.

Que no nos pase otra vez más como con la energía, que un año después del problema la presidenta de la Comisión Europea reconoce que el mercado de la electricidad tiene limitaciones y habrá que retocarlo, cuando las empresas ya están contra las cuerdas. Y esto para todo, también en el ámbito de la Administración Pública.

volver

Grupo de Innovación Sostenible