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Innovación y Sostenibilidad: El Dúo Dinámico para la competitividad agroalimentaria

Ricardo Migueláñez, coordinador general del GIS

Comenzamos 2025 en un momento decisivo para el sector agroalimentario, que se enfrenta a desafíos complejos como la hiperglobalización, la competencia geoestratégica y la demanda inmóvil de continuar con la apuesta por la sostenibilidad, al menos en Europa. En este contexto de interconexión, la innovación se erige como un pilar esencial para garantizar la competitividad de las economías, mientras se preserva el medio ambiente.

En la actualidad, el sector agroalimentario se enfrenta a desafíos sin precedentes en un mundo marcado por la hiperglobalización, la competencia geoestratégica y crisis ambientales que amenazan nuestra seguridad alimentaria.

Las persistentes tensiones en las cadenas de suministro y el aumento de las barreras comerciales dibujan un panorama complejo. De ahí que surja una pregunta crucial para las empresas del sector: ¿Están realmente preparadas para adaptarse a este nuevo entorno?

La innovación se ha convertido en una necesidad imperiosa. Tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, la biotecnología, la agricultura de precisión y todo lo que conlleva la digitalización tienen el potencial de revolucionar la producción de alimentos, haciéndola más eficiente, sostenible y resiliente.

En su reciente intervención en el Foro de Davos, Ursula von der Leyen avanzó algunas de las pautas de la 'Brújula de Competitividad' de la UE, que presentó el pasado 29 de enero, delineando una "hoja de ruta" ambiciosa para los próximos años, pero habrá que ver en qué queda todo esto, porque muchas veces todos estos anuncios y estrategias, sobre todo cuando pueden ser positivos para el sector, nunca terminan de llegar.

En este sentido, el Grupo Alimentario de Innovación y Sostenibilidad comienza un año en el que estamos de aniversario porque cumplimos 10 años apostando por la promoción de la innovación sostenible para poder producir cada día más, con menos. Así empezamos en 2016 y continuamos con este discurso que hoy tiene casi más valor que cuando comenzamos el proyecto.

Las empresas de nuestro sector parecen dispuestas a seguir esta dirección, pero la pregunta fundamental que debemos hacernos es: ¿será realmente posible continuar ligando la sostenibilidad sin afectar a la competitividad?

Ese tiene que ser nuestro objetivo. Si en 2016 queríamos animar a las empresas a que conocieran las demandas de los consumidores y que apostaran por la sostenibilidad integral, en 2026 continuamos con ese trabajo, pero con una nueva premisa: tratar de ofrecer a las empresas las herramientas más apropiadas para poder cumplir con esta demanda. Y en ello pondremos todo nuestro empeño este año y los que vienen, porque cada día es más necesario ayudar a las empresas productoras de alimentos, porque hay muchas que lo están pasando solo regular.

Tenemos y queremos crear foros de trabajo donde pensemos entre todos, incluida la Administración Pública, cómo se puede ayudar a financiar la innovación sostenible, porque aún que Von der Leyen anunció la creación de una Unión de Mercados de Capitales “profunda y líquida”, no sé yo cómo se va a concretar esto para las empresas de alimentación, y por tanto tenemos que pensar cómo se pueden financiar las innovaciones que nos permitan seguir produciendo en el futuro, con garantías financieras para los productores de alimentos.

Por otro lado, muchos talentos están abandonando la UE en busca de un entorno más amigable para el crecimiento empresarial. Aquí surge otra pregunta clave: ¿qué pasos pueden dar las empresas del sector para ayudar a eliminar estas barreras y crear un ecosistema que favorezca la innovación? La creación de un marco normativo más sencillo y accesible podría ser esencial para mantener el talento y fomentar la creatividad en el sector. Y en esto trabajaremos también desde el GIS, porque hay que contribuir a que todo sea más sencillo y menos contradictorio en muchos casos.

A medida que el sector agroalimentario navegue por estos desafíos y los aborde, tendrá la oportunidad no solo de sobrevivir, sino de prosperar en un contexto cambiante. La intersección de innovación, sostenibilidad y competitividad es más crítica que nunca. No podemos ignorar que el éxito de esta transformación dependerá de la disposición de las empresas del sector alimentario para adaptarse y colaborar en todos los niveles, desde el productor agrícola, ganadero o pesquero hasta el consumidor y las instituciones.

Las decisiones que tomen hoy no solo definirán su futuro, sino que también influirán en el bienestar de nuestras sociedades. Así que, ¿será realmente efectivo este enfoque dual de sostenibilidad e innovación para aumentar la competitividad? A esta pregunta tenemos que contribuir con alguna respuesta.

Las empresas del sector agroalimentario se encuentran en un punto de inflexión, en una encrucijada, y cómo sea su respuesta ante estos desafíos es lo que marcará la diferencia en un mundo que exige cada vez más soluciones rápidas, creativas y responsables. ¿Estamos listos para ser los arquitectos del necesario cambio de paradigma, o dejaremos que el tiempo decida por nosotros?

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Grupo de Innovación Sostenible